¿Por qué unos administradores son más capaces que otros para enfrentar contratiempos, superar obstáculos y ver las dificultades bajo una óptica distinta?
Es
aquí donde se puede evidenciar con claridad la inteligencia emocional, ya que esta agrupa al conjunto de
habilidades psicológicas que permiten apreciar y expresar de manera equilibrada
nuestras propias emociones, entender las de los demás, y utilizar esta
información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento.
Es
por esto que en la actualidad las empresas no se conforman por el gran
conocimiento de un profesional o de la Universidad del cual es egresado, sino
que realizan una serie de cuestionamientos en los cuales le permiten evidenciar
que tan preparado se encuentra este administrador para ejercer el puesto
destinado.
Existen cinco dimensiones en la inteligencia
emocional, las cuales Daniel Goleman considera que (Auto-conocimiento, Auto-regulación, Motivación) corresponden
a la aptitud personal, es decir a las aptitudes que determinan el dominio de
uno mismo. (Empatía, Habilidades sociales) corresponden a la aptitud social, es
decir a las aptitudes que determinan el manejo de las relaciones.
Auto-Consciencia
Es saber
diferenciar lo que se siente en cada momento, es decir conocer los
propios estados internos, preferencias, recursos e intuiciones, y
utilizar esas preferencias para orientar nuestra toma de decisiones
Auto-Regulación
Capacidad de
saber manejar las emociones, es decir los propios estados internos, impulsos y
recursos.
Motivación
Utilizar
nuestras preferencias más profundas para orientarnos y avanzar hacia los
objetivos, para tomar iniciativas y ser efectivos y para perseverar
frente a los contratiempos y las frustraciones.
Empatía
Percibir lo
que sienten los demás, es decir, la captación de sentimientos, necesidades e
intereses ajenos, ser capaces de ver las cosas desde su perspectiva y cultivar
la afinidad con una amplia diversidad de personas.
Habilidades Sociales
Habilidad
para inducir en los otros las respuestas deseables, es decir, manejar bien las
emociones en una relación e interpretar adecuadamente las situaciones.